Un principio muy simple para un gran rendimiento:


Las turbinas giran a alta velocidad y el frotamiento del aire con las mismas elevan su temperatura hasta un régimen de elevación de 60°C. (Sin necesidad de resistencias eléctricas). El aire es exento de aceite, de agua, de humedad. El aire caliente transporta las partículas de pintura finamente atomizadas a la superficie, las que se derraman uniéndose, permite un secado mucho más rápido. De esa forma se disminuyen drásticamente los problemas de blanqueado por humedad y las chorreaduras. Permite realizar retoques con mucha precisión.


El sistema no utiliza bombas de pintura de alta presión por lo que no tiene partes expuestas al desgaste como ser pistones, diafragmas, válvulas, asientos de válvulas, sellos caros ni juntas especiales y el desgaste de los picos y agujas es mínimo, además de que no se tapan y su reposición es muy económica.


La aplicación con aire seco y caliente es muy recomendado por todos los fabricantes de pintura.

Aire caliente y seco


Está basado en la generación de un gran caudal de aire caliente y seco, en oposición a los sistemas de baja o alta presión. Por ésta razón no se produce expansión violenta a la salida del soplete ni rebote de la pintura en la superficie, que es lo que origina la nube de pintura en los sistemas tradicionales. Por lo tanto la pintura se coloca casi sin desperdicios economizando hasta el 40% de pintura y asegurando un ambiente más saludable.


El turbo-compresor alimenta al soplete de manera directa y continua sin parpadeos, por lo que a diferencia del compresor común no se necesita esperar la carga del mismo. La presión es rigurosamente constante lo que asegura perfectos acabados.

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